Aunque parezca mentira, en algunos casos sólo con la presencia en bloque de los Vigías, se pudo dispersar a varios grupos de vecinos, que armaron juntadas, o pseudo picnics fumancheros, jugaron picados de fútbol, paseos grupales, o se apoltronaron en beberajes y/o molestaban con música a todo volumen.
Y a todos estos factores, que provocaban malestar en los vecinos, que merecen descansar y relajarse en un fin de semana con pandemia, el patrullaje abroquelado de los pitos de la SVA pudieron desarticular.
Su trayectoria comprendió el recorrido por amplios sectores de Nuestra Ciudad, a cuyo paso despertaron la curiosidad de transeúntes y pobladores que corrían las cortinas de ventanas o asomaban sus cabezas a los pórticos de cada vivienda.
Así fue, porque era imposible no advertir el acercamiento de una formación de motocicletas, que con su atronador rugido y con una punzante sirena, marcaba presencia por calles y callejones de Alderetes.
Si bien es cierto que aún es muy prematuro cuantificar golbalmenté su buen resultado, también es cierto que los ‘amigos de lo ajeno’ y los anticuarentena ahora saben que todo tiene su límite, para el bien de todos.
Y ya lo ve, es el equipo de José Mario Romano
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