Una vecina de La Florida había denunciado que dos delincuentes le habían arrebatado su celular, en momentos en que esperaba el colectivo en la esquina de Avda. Rivadavia y San Martín de Nuestra Ciudad.
La adolescente de 17 años contó a los agentes de la PLA a eso de las 5 y media de la tarde, que 2 sujetos la sorprendieron con amenazas y la despojaron de su teléfono celular.
La pobre muchacha recurrió de inmediato por auxilio a los agentes de la Pla que estaban destacados en las proximidades del hecho.
Y así fue que, mientras el uniformado trataba de contener a la abrumada muchacha, también pidió al Centro de Monitoreo que señale la dirección por donde habían escapado los malvivientes.
La respuesta de la guardia con cámaras fue inmediata y señaló que los asaltantes se dirigían por las vías del ferrocarril hacia los barrios ubicados en la ribera del Salí.
Con tal indicación, arribó al Barrio Jerusalén un automóvil de la PLA que logró individualizar e interceptar a los ladrones, los cuales comenzaron a arrojar piedras, con las cuales hirieron la cabeza y el hombro de uno de los policías locales, además de haberle roto la luneta al vehículo oficial.
Una vez que fueron auxiliado por otras patrullas motorizadas los malhechores fueron cercados y uno de ellos no tuvo mejor idea que subirse al techo de una vivienda y comenzó a armarse de piedras y cascotes para lanzarlos y resistir el asedio de la PLA.
Brindando un espectáculo tan desagradable, como dantesco el forajido empezó a lanzar los grandes proyectiles sobre los agentes, hasta que fue sorprendido por un empujón que le propinó uno de los valientes servidores, quien había accedido a ese plano superior escalando por deshechos caseros y alguna precaria pared, por el lado posterior de la casa.
La escena era cinematográfica y de máxima tensión, por cuanto el malviviente presentó una tenaz resistencia, valiéndose de la dificultad para hacer pie que afectaba al hombre de la PLA, a quien le era imposible hacer pie sobre las chapas flojas. Por tal razón se adelantó a prestar ayuda otro uniformado con el casco puesto, gracias a cuyo auxilio, finalmente lograron esposar al bandido.
En ese interín, otra patrulla sacaba esposado al segundo ladrón, que se había escondido en un rincón de una casa liderazgo del suceso principal.
En ese respiro, el delincuente fue bajado semisentado de un precario tinglado.
Una vez presentados en la Comisaría, a los malechores les iniciaron una causa por arrebato y otra por lesiones y daños a la autoridad, razones por las cuales quedaron detenidos y a disposición de la Justicia Provincial.
Minutos después, se presentaron en la dependencia policial 2 mujeres a título de concubinas, para denunciar a los detenidos también por Violencia Género.
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