Con un campo de 85 hectáras, 73 vacas y 200 ovejas Mario Schwindt, cultiva, produce terneros y corderos de modo sustentable y orgánico con el criterio agro-ecológico
Hace varios años especialistas del INTA acompañan, mediante la extensión y la investigación, a productores familiares del sudoeste bonaerense que trabajan en experiencias extensivas de agroecología y de bajos insumos.
“La ‘agroecología’ supone cambios en las relaciones de poder, en los ámbitos de producción y en la circulación de sus productos; mientras que la ‘producción de bajos insumos’ puede ser una estrategia dentro de un proceso de transición o parte de una intensificación sostenible”, explicó Gabriela Giordani, investigadora del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar-IPAF Región Pampeana.
A través de una metodología desarrollada por la Universidad Nacional de Río Cuarto, los investigadores analizaron la productividad y la eficiencia económica del establecimiento y otros indicadores de estabilidad económica. “Esto permite tener una apreciación del riesgo ante distintas situaciones que pueden variar de un año a otro”, precisó la especialista.
Un productor agroecológico, no utiliza agroquímicos, a cambio, remueve un poco el suelo y resiembra al voleo, al mismo tiempo que realiza pastoreo rotativo con alambrado eléctrico.
“Hay productores que se vinculan con el Centro de Educación Agraria de Guaminí y participan de un proyecto de molienda de trigo para hacer harina integral agroecológica”, aseguró Giordani.
Los investigadores explican que hace 5 años que Mario no utiliza fertilizantes, redujo al 50 % el uso de herbicidas en un primer momento, y en 2021 cumplió un año sin usarlos. “En una economía tan chiquita, valores tan altos de herbicidas y fertilizantes hubieran hecho que dejase de trabajar”, expresó el productor.
“Valoramos los saberes del productor, que son una pieza clave de los procesos productivos”, señaló Darío Morris, jefe de la AER Coronel Suárez del INTA.
“En estos casos el aporte al desarrollo local sustentable se da en función del logro de buenos niveles de productividad y eficiencia económica, con menores externalidades negativas para el ambiente y menores riesgos para el productor”, puntualizó Giordani.
Desde el proyecto Evaluación de Impacto de Tecnologías del INTA, los investigadores aprendieron a usar el programa de evaluación de alternativas multicriterio Visual Promethee.
“Ensayamos alternativas para mejorar la situación de Mario: la utilización de bioinsumos, la disminución del uso de insumos químicos y el reemplazo de sus efectos por tecnologías de procesos, la intensificación de la producción ovina y la silvopastoril”, explicó Giordani.
En el software se cargan los criterios que Mario valoró como importantes. En base a esto, el programa ordenó las alternativas planteadas según las fortalezas y las debilidades del productor.
“Así, Mario valora el cuidado de los recursos naturales, sin dejar de considerar los aspectos económicos y sociales, pero sabiendo que la base para producir es mantener y mejorar la fertilidad del suelo y la biodiversidad predial”, señaló Giordani.
En este sentido, Estela Cristeche, coordinadora del Proyecto, valora que “el análisis multicriterio facilita procesos y sumando la información técnica a las preferencias del productor, se constituye una herramienta de apoyo a sus decisiones a la hora de optar por realizar cambios en su sistema productivo”, finalizó Cristeche.
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